La sala de estudio era un espacio destinado al estudio y la reflexión intelectual. Su diseño se caracterizaba por su elegancia, mobiliario de calidad y una iluminación adecuada.
Era un lugar reservado para la lectura y, en ocasiones, podía ser utilizada para la realización de reuniones académicas, debates o actividades intelectuales en grupos reducidos.
Estaba equipada con mobiliario apropiado, elegante y funcional compuesto por un escritorio, estanterías, armarios y una biblioteca bien surtida y, además, se decoraba con obras de arte. Era un entorno propicio para la lectura, la investigación y la reflexión.
La iluminación era un aspecto importante en estas salas. Las ventanas solían ser amplias para permitir la entrada de luz natural, pero también se utilizaban candelabros, lámparas de aceite o velas para iluminar el espacio durante la noche.