Una lámpara de mesa con soporte de bronce, originaria de la provincia romana de Egipto y datada en el siglo III d. C. Pertenece al contexto funerario de un gobernador local. El soporte de esta pieza exquisita está adornado en su parte superior con hojas de acanto, mientras que la parte inferior imita las patas y la cola de un felino. La lámpara se balancea desde un soporte elevado. Forma parte de la colección del Penn Museum de Pennsylvania.

Las lámparas de aceite  eran esenciales en la vida cotidiana de la antigua Roma, combinando funcionalidad con arte. Fabricadas en bronce, un material duradero, estas lámparas solían tener un depósito central para aceite vegetal (como el de oliva), con una o varias boquillas para la mecha. Su diseño podía ser simple o intrincado, a menudo adornado con relieves de escenas mitológicas, patrones geométricos, o figuras de dioses.

El aceite en el depósito se absorbía por la mecha, que al encenderse proporcionaba una luz eficiente y menos propensa a producir humo en comparación con otros combustibles. Las lámparas variaban en tamaño, desde pequeñas versiones portátiles hasta grandes lámparas con múltiples boquillas para una mayor luminosidad.